Sanando relaciones heridas

Decidido a perdonar

Cuando su corazon grita no.

Si usted ha sido emocionalmente herido por alguna persona, ya sean sus padres, su conyugue. Eso es normal. Su corazón esta diseñado para que sea sensible a los dolores internos, tal como su mano es sensible al calor de la estufa.

Así la sensibilidad del corazón es un sistema de emergencia que nos nueve a hacer algo que quizás no queremos hacer, y entonces se produce una herida emocional.

Las emociones son sintomas que revelan las realidades del corazón, exactamente lo que está pasando realmente dentro de si. La ira es la manifestación exterior de la frustración o desesperación que esta adentro. La amargura revela un espiritu amargo, o una agustia, que se han presentado en nuestro corazón.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Aprendiendo a amar otra vez en el matrimonio

El perdón se requiere en todas nuestras relaciones, pero la confrontación y reconciliación dependen de las circunstancias. El matrimonio es la excepción. Diós ha creado la unidad perfecta del matrimonio. Por eso se requiere que marido y mujer no solo se perdonen todo, el uno al otro, sino que sigan todos los pasos pertinentes para asegurar la reconciliación.

"El romance fué sobrepasado por la ira, y la pasión por la pena"

La necesidad de cuidar nuestro corazón es especialmente aguda en el matrimonio. Porque siempre esperamos mucho del matrimonio, lo máximo, y eso nos hace vulnerables.

El matrimonio puede sobrevivir muchas tensiones y presiones exteriores, pero pocos matrimonios sobreviven a la muerte emocional. El perdón, la reconciliación y el esfuerzo mutuo para conservar la escencial unidad sera imprescindibles para mantener una buena salud emocional.

Confrontarse el uno al otro en forma gentil y amorosa. Es parte vital de la pareja conyugal. El matrimonio demanda responsabilidades de cada uno delante de Diós. La buena voluntad de confrontarse el uno al otro es la primera linea de defensa contra cualquier intento de alejamiento de Diós.

Siempre deben confrontarse gentil y amorosamente y con recta razón el uno al otro. Y hay que hablar claro cuando algo necesita ser corregido.

Se requiere reconciliación. En algunos otras relaciones es posible permitir un espacio de tiempo entre el perdón y la reconciliación.

Pero en el matrimonio, tenemos diferentes requerimientos. El matrimonio supone vivir juntos continuamente. Como el matrimonio no es una relación causal y temporal, sino algo que debe durar toda la vida, debemos hacer todo lo posible, marido y mujer, para estar en paz el uno con el otro. Debemos mantener una clase de relación que refleje la unidad perfecta, amorosa y espiritual.

La reconciliación en el matrimonio significa estar continuamente consagrando a la intimidad, unidad y comunión divina. El mandamiento a las parejas casadas es reconciliarse siempre el uno al otro.

Enseñen el perdón, y sean un modelo de él, delante de los hijos. Los hijos necesitan ver el padre y la madre que se aman lo sufuciente como para perdonarse el uno al otro cada falta.

La relación matrimonial tiene un caracter único, y así es la aplicación de la confrontación, el perdón y la reconciliación. El perdón debe ser probado hasta sus últimos límites entre marido y mujer. La confrontación debe ser hecha con el máximo cuidado. Y la reconciliación debe buscarse y hacerse en la más grande medida.

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